Hemos llegado al final de la unidad 5 de este curso y es el momento de sintetizar y expresar sensaciones y reflexión.
En este reto hemos realizado una fotografía y la hemos editado para poder expresar qué ha significado este curso para nosotros. Para ello, hemos utilizado la herramienta online Genially, haciendo que nuestra imagen sea interactiva.
La imagen muestra un espacio natural y abierto que
impulsa a la acción, concretamente la playa del Rincón de la
Victoria (Málaga) en la que he estado este fin de semana con mis hijas y mis
sobrinas. Y no es casualidad que hayamos empezado este análisis precisamente
por el espacio. Según Acaso (2013) es un aspecto muy importante a considerar en
el proceso de enseñanza/aprendizaje. Y aunque como docentes no podamos incidir
sobre la arquitectura del aula, esta imagen viene a recordar que hemos de
convertir nuestro espacio de trabajo en un lugar de agrado y motivador.
El aula es un espacio de representación de acciones
comunicativas, un laboratorio para la experimentación que ha de poseer cuanta
más ecología, mejor. Es decir, cuanto mejor simule y conecte con la vida real,
más interesante será. Es por todo esto por lo que hemos elegido este escenario.
La fotografía muestra también que la enseñanza es un proceso vivo (Arnold y
Foncubierta, 2019). Al final, todo se reduce a mis alumnos y yo, a cómo
conectamos, estando ambas partes compartiendo experiencias en el campo de
trabajo (contenidos, emociones, conocimientos previos, expectativas...):
- Contenidos: los contenidos aparecen representados en esta imagen
con el MAR, que es "inmenso y cambiante".
"Inmenso"
porque existe tal cantidad de información que su total memorización se
convierte en una meta inabarcable. Por lo que, en lugar de priorizar los
contenidos en el proceso de enseñanza/aprendizaje, nuestra labor como docentes
se basará en acompañar a nuestro alumnado en la adquisición de competencias que
les permitan acercarse a éstos, comprenderlos y saber utilizarlos. Es por lo
que en la imagen se recoge una instantánea en la que mis hijas y sobrinas
corren hacia el mar.
"Cambiante"
porque nunca te bañas dos veces en el mismo mar. Éste (como los contenidos)
cambian constantemente. La actualización de la información científica cada vez
se produce con mayor frecuencia, la innovación en la actualidad crece
exponencialmente, el entorno en el que les tocará vivir en un futuro a nuestros
jóvenes no es siquiera imaginable por los docentes de hoy en día... ¿Qué
sentido tiene, por tanto, seguir manteniendo una visión tradicional de la
educación? Recordemos aquella frase que dice: “Seguimos teniendo un modelo de
escuela del siglo XIX, docentes del siglo XX y alumnos del siglo XXI”.
- Emociones: en relación a lo anterior, y como señala el
neurocientífico Francisco Mora, "sin emoción no hay aprendizaje". Las
tareas motivadoras han de ser novedosas pero familiares, atractivas pero
adecuadas a metas o a necesidades. Por tanto, como docentes, una de nuestras
grandes responsabilidades en este proceso va a ser conocer y saber manejar de
manera equilibrada dosis de motivación/ansiedad.
Motivación: desde una concepción pluralista que reconozca la
existencia de distintas formas de aprender y de la inconveniencia de un único
método para todo puede ser un buen punto de partida.
Ansiedad:
el aprendizaje se hace más efectivo si se aplican técnicas de dinámica de grupo
que permitan el conocimiento personal entre los miembros, si se agrupan de
forma distinta según los fines y si cooperan entre ellos.
- Conocimientos previos y expectativas: decíamos en el punto anterior que las tareas deben
ser adecuadas a metas o necesidades. En el caso de mis hijas y mis sobrinas,
como se puede ver en la imagen, hay un grupo heterogéneo de niñas con distintas
edades y, por tanto, con una experiencia previa también diferente. Las HUELLAS
marcadas en la arena reflejan esta experiencia previa, que lleva a cada una de
ellas a tener un punto de partida diferente.
La tarea (el juego) consistía en correr hacia el agua
para disfrutarla desde más cerca. Se trataba de una tarea abierta. En la playa
no existen caminos cerrados para aproximarse a la orilla. Cada una de ellas
elegía el trayecto y el ritmo más adecuado a sus necesidades para cubrir este
objetivo.
Finalmente, desde las neurociencias se muestra también
que somos seres sociales que necesitamos desarrollar una buena capacidad de interacción. Y aunque en esta sola
instantánea no se puede compartir, esta tarea lleva implícita la capacidad de
ayuda. Valores como la responsabilidad, la ayuda o la confianza aparecieron
durante el proceso cuando había que tener precaución para que algunas no se
mojasen una vez llegaron a la orilla; cuando hubo que coger a la más pequeña
porque el camino se le hacía interminable; cuando había que animar a la más
lenta en la carrera, etc.
Por todo ello, también destacamos como elemento de la
fotografía el desarrollo de la autoestima. Después
de todo, cada miembro del grupo evaluó su autoeficacia, que es la percepción de
la competencia de uno para realizar una tarea y cumplimentarla con éxito.
(Para más detalle, pincha en la imagen).
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